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domingo, 29 de enero de 2017

Hoy se cumplen 20 años de la muerte de Osvaldo Soriano

He aquí la versión en castellano de la entrevista que me hizo por email esta semana el periodista Marco Ciriello;

—Qué queda de Soriano? Quién lee sus libros? Y Por qué?
            —A veinte años de la muerte de Osvaldo, yo creo que sigue vivo en la memoria de miles de argentinos que lo leían con placer, ansiedad y admiración. Claro que también es cierto que las nuevas generaciones lo conocen bastante menos, como una referencia literaria y como el autor de cuentos memorables como "El penal más largo del mundo", que es un clásico escolar y estudiantil muy leído por los jóvenes.

Por qué tuvo éxito en la década de 1980 y 1990?
            —Porque era un gran escritor, e interpretó como nadie cierto espíritu de época. Era brillante en la ironía, el humor, la agudeza para leer la política y además hizo un culto de su pasión deportiva. Todo eso lo constituyó en el autor más popular de aquellos años.

Usted como conoció a Soriano? qué efecto tuvo ?
            —Lo conocí en el año 1969 en la Editorial Abril. Habíamos llegado a Buenos Aires, él desde Tandil, yo desde el Chaco, e integramos la primera redacción de la revista "Semana Gráfica". Nos hicimos muy amigos y para mí fue como un hermano. Osvaldo era cinco años mayor que yo y a esa edad eso tiene mucho peso. Además ambos compartíamos iguales pasiones: la literatura, los gatos, el fútbol, la política. Esa amistad fue para siempre y para mí aún continúa. Caminábamos todas las noches la Avenida Córdoba, desde el Bajo hasta Palermo, donde entonces vivíamos. Solíamos detenernos a beber ginebra en algunos bares, si hacía frío, y en verano las inagotables aguas minerales que fueron un vicio para Osvaldo. A veces ìbamos hasta Corrientes, que entonces era una avenida luminosa y bella, y compartíamos mesas con colegas, como Carlos Llosa y Mauricio Borghi, un chico que era poeta y al que mataron las "Tres A".

Usted como Soriano ha estado en el exilio, cómo esa experiencia ha cambiado ustedes?
            —El exilio es un hecho traumático, como toda emigración, pero más aún si se debe a razones políticas, a persecusiones y a la necesidad de sobrevivir y rehacer la vida en otras geografías. Nosotros nos despedimos una noche del crudo invierno de 1976 sabiendo que el exilio cambiaría nuestras vidas. Y así fue.

 Si tuviera que retratar hoy Soriano a un chico que no lo conoce, que diría?
            —Le garantizaría que de hacerse amigo de Osvaldo estaría ganando encanto, cerebro y buenos momentos. Y le contaría la última vez que nos vimos, un año antes de su muerte. Fue en el Bar Suárez y ya estaba el ignominioso Dr. Menem en el gobierno. Osvaldo paría una novela tras otra, que es como decir un fulgor tras otro, y ya era el más grande de todos nosotros, el más original novelista de las últimas décadas y el único que hubiera podido ser una especie de Balzac argentino.

Usted trabajó con Soriano en los periódicos donde uno podia aprender a vivir, todavia ahora parecen criaturas moribundos, como es la condición de los
periodicos argentinos ahora?
            —El periodismo argentino, como siempre, es un espacio de lucha ideológica entre la verdad y la mentira. Pero ahora, en 2017, la verdad es marginal y está bastante exhausta, desalentada, mientras la mentira reina por imperio de un gobierno de psicópatas y un sistema multimediático hiperconcentrado y mentiroso serial.

Leyendo Soriano, Argentina parecía una autopista que no lleva a ninguna parte, donde muchos hombres vagan persiguiendo utopias. Ahora qué Argentina hay?
            —Hoy todo está mucho peor. El neoliberalismo está destruyendo nuevamente mi país, y a veces pienso cuánta falta nos hace hoy Soriano, para deleitarnos ahora con su inolvidable Max Ferrarotti.

Usted hizo un largo uso de ironia sobre los defectos de Argentina, que parece muy buena a producir mitos. En vez Soriano parece buscar a los perdedores como su padre. Donde está la verdad?
            —Cada quien la busca como puede y donde cree que podrá encontrarla. Lo que tuvimos en común fueron fuertes figuras paternas, idealistas y algo exóticas, y perdedores románticos.

La mayor carencia de Soriano? Y su mejor calidad?
            —Su mayor carencia y error fue no dejar de fumar a tiempo. Y su mejor calidad yo diría que estuvo en su prosa y en su pasión vital.

Quién ha transpuesto su lección de ironia y desencanto?
            —No lo sé. Cada ser es irrepetible y único.

 Dime lo que echas de menos de Soriano? Y que fue el mejor regalo?  
            —Es como echar de menos a un hermano, con el que no te ves todos los días pero sabes que anda por ahí y que si lo llamas viene, y si te llama vas. Y su regalo fue su sabiduría, porque Osvaldo era además un tipo sabio, que leía honestamente la realidad.

Que es la pagina de Soriano que sigue leyendo siempre?
            —He releído todo y valoro mucho "No habrá más penas..." y algunos de sus cuentos. Pero las dos novelas que más me gustan son "Cuarteles de invierno" y "A sus plantas rendido un león", que son magistrales.

Si fuera un futbolista, Quién es Soriano?
            —Yo diría que Poroto Cubero, el número 5 de Vélez desde hace 20 años. Un jugador pasional, inagotable, fiel a su camiseta. Y además casado con una de las mujeres mas hermosas de la Argentina.

 Si fuera un compositor de tango?
            —Virgilio y Homero Espósito, los autores de "Naranjo en flor".

—Soriano fue un escritor feliz?

            —Para un escritor entendido como él y yo entendimos siempre nuestro oficio, ningún escritor puede ser feliz. La felicidad no es un destino ni una categoría literaria. Pero él sí fue un hombre enamorado, y yo creo que a su modo fue feliz con Catherine y Manuel. Y además era muy divertido, con un enorme sentido del humor, casi infantil, y un extraordinario olfato para la ironía inteligente. Nos sigue haciendo falta, Osvaldo fue un imprescindible.

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